Nadie puede decirlo...nadie puede verlo...nadie nunca podrá acercarse...ni tampoco yo mismo...tampoco alguien que pertenece a su misma esencia, y aun así jamás lo he visto. Necesita el miedo resguardar todo lo que puede herir...a mi, a los demás...todo el pasado parece estallar en mi cabeza, lo que no quise decir, lo dijeron mis brazos, lo que me cubría y daba un tono muerto hace ya tanto tiempo, quiere volver a sangrar para recordarme que todavía no ha terminado de matarme, que todo aquello que estuvo delante de mis ojos...no fue una cruel pesadilla. Ahora las heridas quieren nacer en cualquier parte, se deslizan sobre mi piel que no conoce el dolor y su escalofriante roce deja huellas que no podrán ser borradas. Las sombrías luces de la tristeza tienen su génesis en mi desconfianza, en el terror que me provoca el silbido de un huracán que se ha alejado millones de kilómetros, pero que podría regresar con tan solo un respiro del viento hacia donde me encuentro yo y todo mi mundo destartalado, a salvo de imposibles, y ciego por las nubes de un cielo que se desplomo sobre mi....y veo apenas mis manos ocultas en la niebla de lo que me destruye...y a su vez creo que ya no hay nada para destruir en mi, porque lo han hecho tantas veces que ya ni siquiera se si pueden las lágrimas arreglar tantos tornillos safados y hojas escritas, flotando en secreto dentro de mis pensamientos.
2 comentarios:
"Lo que quise decir lo dejeron mis brazos" Bonita frase.
Te mando un abrazo grande.
Qtta
Placentero haberlo leído. Siempre me gusta mucho tu forma de hacer metáforas para describir lo "sencillo".
Gracias por el lindo comentario que me dejaste, me pone contenta que guste lo que escribo. Un saludo.
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