Tu que tan suave me conquistas, dejame pensar en otra cosa que no sea tu nombre. Es un suave sentimiento que no llega a llamarse amor, tus dedos son agujas que me inyectan de ti cuando me acaricias. Este sentir desgarrante me obliga a escribir. Morir. Luchar. Volver a nacer. Tu que tan fuerte me golpeaste con tus besos, me volviste adicto a escuchar tus suspiros. Nos conocimos en la utopía de lo perfecto y transitamos lo real, fuertes. Tu que en realidad fuiste tan efímero, me mentiste, me mentí. No me lastimas, me enseñas con tus golpes. No me engañas, me das una nueva perspectiva. No me moldeas, me haces descubrir cosas. No me amas, solo me quieres. No eras suave, no eras fuerte, solo eras efimero.