libertades infinitas

¿podría su ser haberse fundido en mi?, donde nunca su cuerpo sintió una caricia, hasta que el éxtasis explotara en la penumbra y el miedo a herirnos se extinguiera junto con la luz del sol de invierno. mis ojos vieron el cielo oscurecerse entre los brazos sin hojas de los arboles muertos y aquel brillo sobre mi se convirtió en luna, y en sus mares grises se perdió mi sentido del tiempo. toda su fragilidad y fortaleza estaban invadiendo cada poro de mi piel y en la suya trate de encadenarme, pero aun, al abrazarlo intensamente hasta que duela, y nuestros huesos helados dejaran de temblar, ¿lograrían unirse nuestras almas?.

La ciudad dio constantes suspiros, eramos intrusos en sus prados solitarios, rodeado por castillos de mil pisos y carruajes sin caballos, cristales pintados, luces borrosas, sombras en cada esquina... allí cayeron, en sus oídos mis palabras, y alguna confesión en la noche que cubrió el secreto de una lagrima derramada, cuando sentí que su aire era el mio, que ya no dolían las cicatrices, que ahora no podría dejar de escribir en sus labios, en su cuello, en todo su cuerpo, una letra que nazca de lo que no puedo decir en palabras, de emociones que no tienen voz, de libertades infinitas, oasis de dolor, de pasados enterrados en los cementerios del presente, de alguna canción que fue escrita para nosotros...de un indescifrable color, como el de sus ojos, como el de los míos.