Realmente siempre soñe con un amor verdadero, quizás lo soñe demasiado idílico, pero es lo que quería para mi vida, después de tanto tiempo empiezo a creer en la utopía de mis ideas, me vence el desanimo y cesa la búsqueda y apartir de hoy no creo en el amor, o por lo menos no creo que sea como siempre lo soñe, no creo como ayer. No voy a seguir suspirando por el olor a pasión, por las mariposas en el estomago ni por un simple te amo. Hoy pensare en mi y solo en mi, no voy a seguir soñando mi vida en dos.
Cuando llega la oportunidad de conocer el amor, me alejo, me aterra, tengo tanto miedo al rechazo que prefiero evitarlo y cuando finalmente me ponen en la mano ese amor soñado en forma globo, lo veo escaparse volando de mis mano sin poder detenerlo. En ese instante tal como hoy me doy cuenta que ese sueño no es para mi, siento que el escepticismo empieza a poseerme penetrando por cada poro de mi piel, pugnando duranmente con mi enferma ilusión que se resiste a ceder, pero, ¿por cuanto tiempo?...
