tonos de un piano
que mueren de a poco,
fieles al silencio.
Sus ecos agonizan al cierre de una flor,
Llorando fragancias que derrotan tristezas líricas
y sueños que se niegan a ser soñados.
Algo ensordece los tímpanos de mi destino,
quien ya no reconoce los colores
de una mirada que vive ajena a las luces.
Pero no ajena al reflejo de un ser
que nace en la sombra de las flores marchitas.
tu piel suena como violines tocados por ángeles
que cayeron entre nuestra distancia
1 comentario:
Sublime.
Enhorabuena.
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