24.3.14

Amatista

Una melodía canta en mi voz  
tonos de un piano 
que mueren de a poco,
fieles al silencio.
Sus ecos agonizan al cierre de una flor,
Llorando fragancias que derrotan tristezas líricas
y sueños que se niegan a ser soñados.
Algo ensordece los tímpanos de mi destino,
quien ya no reconoce los colores 
de una mirada que vive ajena a las luces.
Pero no ajena al reflejo de un ser 
que nace en la sombra de las flores marchitas.
tu piel suena como violines tocados por ángeles
que cayeron entre nuestra distancia 
aquellos seres alados que oyen el piano de nuestras voces... perdonándonos. 

1 comentario:

Lucía V. dijo...

Sublime.
Enhorabuena.